Lecturas de hoy




 Lectura de la carta del Apóstol san Pablo

a los cristianos de Colosas

1, 242, 3

 

Hermanos:

Me alegro de poder sufrir por ustedes, y completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de su Cuerpo, que es la Iglesia. En efecto, yo fui constituido ministro de la Iglesia, porque de acuerdo con el plan divino, he sido encargado de llevar a su plenitud entre ustedes la Palabra de Dios, el misterio que estuvo oculto desde toda la eternidad y que ahora Dios quiso manifestar a sus santos. A ellos les ha revelado cuánta riqueza y gloria contiene para los paganos este misterio, que es Cristo entre ustedes, la esperanza de la gloria.

Nosotros anunciamos a Cristo, exhortando a todos los hombres e instruyéndolos en la verdadera sabiduría, a fin de que todos alcancen su madurez en Cristo. Por esta razón, me fatigo y lucho con la fuerza de Cristo que obra en mí poderosamente.

Sí, quiero que sepan qué dura es la lucha que sostengo por ustedes, por los de Laodicea y por tantos otros que no me conocen personalmente.

Mi deseo es que se sientan animados y que, unidos estrechamente en el amor, adquieran la plenitud de la inteligencia en toda su riqueza. Así conocerán el misterio de Dios, que es Cristo, en quien están ocultos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.

 

Palabra de Dios.

 

 

SALMO RESPONSORIAL                         61, 6-7. 9

 

 

R   ¡Mi salvación y mi gloria están en el Señor!

 

Sólo en Dios descansa mi alma,

de Él me viene la esperanza.

Solo Él es mI Roca salvadora,

Él es mi baluarte: nunca vacilaré. R.

 

Confíen en Dios constantemente,

ustedes, que son su pueblo,

desahoguen en Él su corazón,

porque Dios es nuestro refugio. R.

 

 

 



  Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Lucas

6, 6-11

 

Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si sanaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: «Levántate y quédate de pie delante de todos». Él se levantó y permaneció de pie.

Luego les dijo: «Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?» y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: «Extiende tu mano». Él la extendió y su mano quedó sana.

Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.

 

Palabra del Señor.

 


“¿Qué está permitido en sábado?”

La importancia del sábado para los judíos en tiempo de Jesús era más poderosa que para nosotros los cristianos el domingo. Se interpretaba como una de las expresiones supremas de la religiosidad israelita. El reposo sabático, que llevaba a no poder hacer casi nada, era sagrado para los judíos. Desde aquí hay que interpretar el relato evangélico de hoy.

Jesús tiene y vive una ley superior a la del sábado, la ley del amor que le lleva a la ley de hacer bien a toda persona humana, algo que se puede hacer también en sábado, por encima de la costumbre judía.

Desde esta perspectiva, el evangelio de hoy nos presenta a Jesús curando el brazo de un paralítico en sábado, no sin antes hacer la pregunta clave a los letrados y fariseos “que estaban al acecho para ver si curaba en sábado y encontrar de qué acusarlo”. Les pregunta “¿qué está permitido en sábado ¿hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir? A lo que no respondieron, y Jesús guiado por la ley del amor, por la ley de hacer el bien a cualquier persona todos los días de la semana, curó el brazo del paralitico.

Este evangelio nos dice que ante la curación de Jesús, los letrados y fariseos “se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús”, en la línea de ir en contra de Jesús. Nosotros, los cristianos del siglo XXI, el milagro de Jesús nos llena de alegría y lo que queremos hacer es seguir a Jesús siempre, en sábado, en domingo, todos los días de nuestra existencia.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.

Fray Manuel Santos Sánchez O.P.
Convento de Santo Domingo (Oviedo)


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