Evangelio diario / Viernes 20 de Junio
Evangelio según san Mateo 6, 19-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No atesoren para ustedes tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y los roban. Háganse tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!”.
Palabra del Señor.
¿Dónde está mi tesoro? ¿Qué ocupa el centro de mi corazón?
Jesús no condena tener bienes materiales, pero sí nos advierte sobre el peligro de vivir apegados a ellos. Cuando el corazón se obsesiona con acumular, poseer o asegurar el futuro solo con medios humanos, se oscurece la mirada y perdemos de vista lo esencial: Dios, el prójimo y la vida eterna.
Jesús nos invita a poner el corazón en los “tesoros del cielo”: el amor, la misericordia, la justicia, la fe, el servicio desinteresado. Estos no se corrompen, no se pierden, no se roban. Son lo único que nos acompaña para siempre.
Además, Él habla del ojo como lámpara del cuerpo, es decir, de la mirada interior. Si miramos la vida con ojos sanos —es decir, con fe, confianza, generosidad y pureza— todo nuestro ser se llenará de luz. Pero si nuestra mirada está distorsionada por la codicia, el juicio o el egoísmo, nuestra vida se oscurece.
✨ Para meditar:
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¿Qué cosas valoro más en mi vida? ¿Estoy acumulando lo que realmente importa?
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¿Mis decisiones están guiadas por la luz de la fe o por intereses puramente materiales?
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¿Vivo con una mirada limpia, agradecida y generosa?
🕊️ Oración breve:
Señor, Tú conoces mi corazón.
Ayúdame a buscar los tesoros que no se acaban,
a vivir con generosidad y desapego,
y a mirar la vida con tus ojos.
Que mi fe me ilumine y que mi amor dé fruto eterno.
Amén.-
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