CUARESMA ¡ESTACIÓN DE CARGA!
Abre el depósito de tu corazón. La
Palabra del Señor te llenará del combustible necesario para seguir caminando.
El te empujará y te guiará, incluso, por los caminos más insospechados por ti.
Apaga el motor de tus agobios y de tus
obligaciones. El silencio o la contemplación te harán sentir la paz que tu mente y tu vida necesita. No es
bueno ir deprisa ni preocuparse demasiado.
No mires el “cuánto cuesta” cargarse
de Dios. A veces, lo más caro en el mundo, es lo más barato para alcanzar la
felicidad. Tal vez, con tu voluntad, de momento es suficiente. Dios, pondrá lo
demás.
Limpia el parabrisas de tu mirada. Las imágenes que nos sacuden todos los días nos hacen tener una visión demasiado pesimista del mundo.
Mientras Dios, llena tu interior,
disfruta de su fuerza. Pídele que nunca te falte su asistencia en tus
decisiones, problemas e inquietudes.
Reajusta, en estos cuarenta días, las
piezas que no encajan en tu forma de actuar, juzgar o vivir. La Cuaresma es un
buen taller para que Jesús actúe en la complicada maquinaria que somos las
personas.
No olvides el código de circulación de
todo buen cristiano: los mandamientos. Con ellos aprenderás que, el amor a
Dios, exige contraprestación a los que nos rodean. Pero, recuerda, aún haciendo
el bien por los demás…no olvides a Dios que es la fuente de inspiración de la
bondad.
Toma con firmeza el volante de tu
vida. No dejes que te manipulen. Que nada ni nadie te desvíe del camino de la
fe. Cuando tengas que parar, para. Cuando tengas que acelerar, acelera. Pero,
¡nunca dejes otros cojan el timón de tu
vida por ti!
Javier Leoz
Comentarios
Publicar un comentario