Las tres montañas
En tres montañas les dije.
Vine para que tuvierais VIDA en abundancia.
La cruz fue alas que me elevaron hacia el cielo....
fue supremo acto de servicio: por DIOS y por USTEDES.
La cruz, para quien no cree, cuando le llega es algo
que lo aplasta contra el suelo
La cruz, para quien cree, es algo que nos lleva al valor
del esfuerzo y del sacrificio, del amor y de la entrega.
Les dije en tres montañas.
Bienaventurados cuando los persigan por mi causa.
Cuando no os entiendan, cuando los traten de locos,
cuando los aparten y los calumnien, cuando por falsos
pretextos les digan que “eso de creer” es para los foros más internos.
En la Montaña de las Bienaventuranzas les advertí:
vuestras lágrimas, cuando sean de sangre,
se convertirán en puertas abiertas en el cielo.
Les dije en tres montañas.
En el Calvario no lo dije con palabras. Pero habló mi vida.
Mi sangre derramada fue sin duda la mejor obra sin necesidad
de abrir mis labios. Les dije y les digo: no hay mayor grandeza
que dar la vida por los amigos y, también, por los enemigos.
Fue la primera transfusión de sangre bajada desde el cielo.
A partir de entonces muchos...han recobrado
y han tenido nueva vida. ¡Da gracias al Padre!
Les dije en tres montañas.
En el Tabor en mi resplandor DIOS dijo se complacía
en mí desde el cielo. Les dije que las horas de triunfo
exigen horas de muerte. Que el anuncio de gloria
viene precedido por momentos de fracaso aparente.
¿Lo recuerdan?....pues también se los dije.
P. Javier Leoz
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