Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pedro 1, 2-7
Hermanos:
Lleguen a ustedes la gracia y la en abundancia, por medio del conocimiento de Dios y de Jesucristo, nuestro Señor.
Su poder divino, en efecto, nos ha concedido gratuitamente todo lo necesario para la vida y la piedad, haciéndonos conocer a Aquél que nos llamó por la fuerza de su propia gloria. Gracias a ella, se nos han concedido las más grandes y valiosas promesas, a fin de que ustedes lleguen a participar de la naturaleza divina, sustrayéndose a la corrupción que reina en el mundo a causa de los malos deseos.
Por esta misma razón, pongan todo el empeño posible en unir a la fe, la virtud; a la virtud, el conocimiento; al conocimiento, la templanza; a la templanza, la perseverancia; a la perseverancia, la piedad; a la piedad, el espíritu fraternal; y al espíritu fraternal, el amor.
Palabra de Dios.
Pedro en su Carta habla a los que ya creen en Dios y en su enviado Jesús. Fe que explica toda su vida, y que les hace participar de la misma vida de Dios. Pedro desciende a detalles que parecen sólo humanos, aunque con una gran repercusión en su crecimiento en gracia y paz. Así les habla de la honradez, de ser personas de criterio y de dominio propio, de constancia, de piedad, de cariño fraterno y de amor. Nuestra fe es una gracia que hemos recibido de Dios, pero que nosotros debemos cultivar y engrandecer y, al mismo tiempo, transmitirla a los que nos rodean, teniendo como guía fundamental el amor.
P. Juan R. Celeiro
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