Lectura del libro de Isaías 61, 9-11



Su descendencia será conocida entre las naciones,
y sus vástagos, en medio de los pueblos:
todos los que los vean, reconocerán
que son la estirpe bendecida por el Señor.

Yo desbordo de alegría en el Señor,
mi alma se regocija en mi Dios.
Porque Él me vistió con las vestiduras de la salvación
y me envolvió con el manto de la justicia,
como un esposo que se ajusta la diadema
y como una esposa que se adorna con sus joyas.

Porque así como la tierra da sus brotes
y un jardín hace germinar lo sembrado,
así el Señor hará germinar la justicia y la alabanza
ante todas las naciones.

Palabra de Dios.



La Iglesia celebra hoy la fiesta del Inmaculado Corazón  y aplica estos textos de Isaías como para descubrirnos los sentimientos que inundaban el corazón de la Virgen. Sentimientos  de alegría y gratitud en el Señor, por todo lo que El había hecho, sentimientos que Maria expresara en el Magnificat y que probablemente se apoyaron en estas profecías que muchas veces habría recitado y meditado. Busquemos en este día tener los mismos sentimientos de nuestra Madre y encontremos refugio en su Corazón Inmaculado.

P. Juan R. Celeiro

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