Evangelio diario / Miércoles 30 de Julio




 Evangelio según san Mateo 13, 44-46

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: “El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra”.

Palabra del Señor.


El Tesoro y la Perla 

Estas dos parábolas cortas de Jesús nos enseñan una gran verdad sobre el Reino de Dios y lo que debería ser lo más importante en nuestra vida.

El Tesoro Escondido: Un hombre encuentra un tesoro valiosísimo escondido en un campo. Llenándose de alegría, vende absolutamente todo lo que tiene para comprar ese campo y, con él, el tesoro.

Enseñanza: El encuentro con el Reino de Dios (que es Jesús y su amor) puede ser inesperado y tiene un valor tan inmenso que nos impulsa a renunciar a todo lo demás con alegría para poseerlo.

La Perla de Gran Valor: Un comerciante de perlas, que busca lo mejor, encuentra una perla tan perfecta y valiosa que decide vender todas sus otras perlas y posesiones para quedarse solo con esa única.

Enseñanza: A veces, nuestra vida es una búsqueda de sentido y plenitud. Cuando encontramos a Jesús, Él es esa "perla" que supera todo lo que buscábamos. Nuestra respuesta, al igual que el comerciante, es darlo todo para que Él sea lo central en nuestra vida.

En resumen, ambas parábolas nos muestran que el Reino de Dios (Jesús) es lo más valioso que podemos encontrar. Nos invitan a dejar atrás lo que nos estorba o distrae para aferrarnos a lo verdaderamente esencial. No es una carga, sino una elección llena de gozo por haber encontrado el mayor tesoro.

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