Los cinco minutos del Espíritu Santo
2 de agosto
Cuando le perdemos el miedo al Espíritu Santo, y sabemos confiar en él, entonces de verdad podemos descansar en su presencia, nuestro vacío interior se va llenando con lo único que de verdad lo sana: el amor. Ese hueco vacío que tenemos adentro, esa profunda soledad enferma que a veces nos reclama como un nudo en la garganta, sólo se llena con el amor: dejándonos amar por el Espíritu Santo, e intentando amar a los demás cada día. No nos saciamos alimentando las excusas, sino alimentando los motivos para dejarnos amar y para amar generosamente. |
Comentarios
Publicar un comentario