Lectura Hech 1, 12-14



Después que Jesús subió al cielo, los apóstoles regresaron del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado. Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

Palabra de Dios.



María, siempre está presente. Ella sigue junto a los apóstoles, para animarlos, contagiarles su fe; para que el Espíritu que al descender sobre ella había permitido que el Verbo se hiciera carne ahora diera vida a ese cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia para que pueda salir a difundir las enseñanzas vividas junto al Señor, a todo el mundo. Hoy como ayer, María sigue al lado nuestro y nos anima. Gracias, Señor, por regalarnos a Tu Madre

P. Juan R. Celeiro

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