Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Corinto 10, 31—11,1



Hermanos:
Sea que ustedes coman, sea que beban, o cualquier cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios.
No sean motivo de escándalo ni para los judíos ni para los paganos ni tampoco para la Iglesia de Dios.
Hagan como yo, que me esfuerzo por complacer a todos en todas las cosas, no buscando mi interés personal, sino el del mayor número, para que puedan salvarse.
Sigan mi ejemplo, así como yo sigo el ejemplo de Cristo.

Palabra de Dios.

San Pablo se refiere concretamente a los cristianos que comían o bebían alimentos impuros, porque eran alimentos que habían sido sacrificados previamente a los ídolos. Algunos cristianos, que venían del paganismo, seguían esta costumbre y no la creían contraria al cristianismo. San Pablo les dice a todos que toda comida es, en sí misma, pura y que lo importante es que hagan todo para gloria de Dios, no apartando a nadie, por esta causa, de la salvación. Así lo hace, de hecho él mismo. Quedémonos nosotros con esta frase: “hagamos todo para gloria de Dios”. Lo importante, en la comida y en todo lo demás, es ayudar a los demás a amar a Dios y al prójimo, esto es hacer todo para gloria de Dios. También san Ignacio de Loyola tenía esto muy claro cuando mandaba a sus frailes que hicieran todo “a la mayor gloria de Dios”.

Gabriel González del Estal

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